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Edilberto Cardoso Vásquez
Junio 2020

Digerir, desenredar, hilvanar las palabras que sanan de las y los estudiantes, quienes conversan con nosotros de manera escrita, nos da oídos para escuchar, ideas para aprender y madejas para seguir urdiendo la vida en comunidad con troncos macizos y duraderos.
A través de sus narraciones, desnudan su vida en comunidad, y esa desnudez nos muestra esperanzas que como universidad queremos sembrar, producir y reproducir para una vida buena, para una vida en comunidad.

El proyecto ISIA
Con el modelo educativo ISIA se trabaja en el conocimiento y reconocimiento de la esencia de la vida, de la esencia de la vida comunal. Se busca que la comunidad universitaria se reconozca en el territorio, con la vida que allí se hacen con la vida que allí se produce y recrea.
Esa búsqueda, ese trabajo es visible a nosotros cuando escuchamos a los otros, cuando damos espacios de conversas, de narrativas, de compartir su vida y su sentir. Los estudiantes tienen claro en donde están y de donde son, se siente la emoción de pertenencia a la institución, sin perder el sentido de comunidad y de la sonoridad de la lengua de origen. Eso es un valor importante para el proyecto educativo. que tengan la sensibilidad de conocer otros territorios otras comunidades, sin perder la raíz el tronco que los sostiene.
La compañera Monserrath enuncia con un sentido de pertenencia hacia la comunidad, y la pertinencia de estudiar en el ISIA, ya que su Modelo Educativo (ME) “se sostiene en la vida comunitaria”, que va acorde a lo que sus abuelos le mostraron desde mi infancia. Dicho de otra manera, el ISIA es el sueño de los abuelos hecho realidad.
Es un modelo que vivifica a construirse como un ser comunal, a un ser que se suma en la naturaleza. Es una institución que alienta dice Delfino, “a no ser individualista, a pensar en el buen vivir en colectivo, a vivir en armonía con los árboles que me dan aire, a no contaminar el agua, a cuidar a nuestra madre la tierra”.
Un mensaje poderoso para el ISIA. Que no debemos dejar de lado, aprenderlo como parte de nuestro ser, y seguir pensando, revolviendo el como seguir alimentando este sentimiento, este fuego esta pasión. Engrandecer nuestro corazón, para que, dé más luz, más calor que encienda otros fuegos.
En este proyecto educativo-político, se ha colocado su estar en contracorriente, crítico con el sistema-estado, y consiente de la lucha por la libre determinación de los pueblos. Poniendo al mismo nivel los saberes comunitarios con los saberes científicos. Es el contexto lo que define la trascendencia y la pertinencia. “Ante la situación de pandemia compruebo que nuestros saberes comunitarios nunca serán inferiores estas significan alimento, medicina y futuro”, según la reflexión que hace Delfino de Nativitas Coatlan. No es mas que reafirmar el valor de lo propio, hacia una reivindicación de los saberes y la importancia de su reconocimiento.

Comunidad y familia.
Decidir sin mas, ir a sus comunidades y estar con sus familias nos da pistas de que es importante para ellos, qué los mueve, qué les da vida, y por qué se sienten con más seguridad al estar con los suyos.
Sin importar lo que venga, la familia y la comunidad es la opción primera para estar acompañados.
El regreso a las comunidades genera un sentimiento de seguridad, de alegría, de sobrellevar lo que venga, sea como se den las circunstancias. En la comunidad se colectiviza el cuidado, el trabajo y la comida. El quedarse en casa se transforma en estar en la comunidad, en la familia, en la milpa, en el trabajo. No es un confinamiento solitario, bajo cuatro paredes, puede ser incluso un hacer grupos de acompañamiento, tanto educativo, deportivo y dancístico.
Cada comunidad es distinta, la mayoría de las comunidades de la colectividad universitaria se rigen por sus sistemas normativos, unos cuantos, por partidos políticos, aunque de manera interna siguen realizando asambleas.
Las comunidades que se rigen por sus propias estructuras de gobierno tomaron acuerdos de manera colectiva, ya sea en la asamblea comunitaria o entre autoridades municipales y sus agencias.
Las medidas que tomaron las comunidades fueron distintas. Cada uno de acuerdo con su contexto. Para el caso de San Sebastián Jilotepec nadie podría salir de la comunidad, al menos que fuera por enfermedad o alguna emergencia; en Totontepec, fue cierre total de los accesos a las diferentes comunidades y otras medidas drásticas; y en Nativitas se restringió la llegada de paisanos radicados en el exterior y se suspendieron las fiestas comunitarias. Esta capacidad de decisión y organización de las comunidades nos muestra la fortaleza que tiene la colectividad, la comunalidad, el cuidado de la vida.
De manera operativa algunas comunidades dejaron muy en claro los procedimientos, como la que comparte Verónica, solo se podría salir de la comunidad, bajo permiso escrito de la autoridad. Reafirma el encargo que tiene la autoridad, el velar por las decisiones comunitarias y, en consecuencia, los habitantes deben de conducirse bajo estos acuerdos.
Así mismo el respeto sobre las decisiones de las comunidades vecinas, no hay porque entrar en conflicto, ni en controversia con ellos, porque la vida en comunidad no es solo en la comunidad que se habita, sino las demás comunidades con las que se comparte el territorio. Por ello es importante estar y vivir en comunidad para aprender a compartir y a respetar el territorio.
Esta corresponsabilidad entre comunidades, la coordinación de los municipios junto con sus agencias es importantísima para la población, porque se ve organización y el compromiso común por mantener con bien a las comunidades. Es un trabajo entre hermanos, entre familia, el estar enredados en todo momento para tener mas fuerza y mas resistencia.
En la vida comunitaria también se comparten las emociones, se contagian las alegrías, se juega, salta o se andan correteando animalitos. En el trabajo, en la milpa, las narrativas hacen mas llevadera las tristezas que de pronto invaden. La compañía es la energía que sana que envuelve y apapacha los corazones.

La familia el motor de la vida.
Una decisión natural del estudiantado es estar con la familia. El hogar es un lugar bueno, acogedor, en el que nacen las ocurrencias, se sortean las dificultades con menos dolor, menos estrés, mas relajado, “lo bueno esta en la familia”, sentencia Saraí.
En estos días la mayoría de las familias se concentran en la producción de los alimentos. La milpa es la prioridad, ahora es tiempo de siembra, pasando la temporada de siembra, hay que prepararse para la limpieza, el abono, el aporque, y todo lo que implica el mantenimiento para asegurar la producción y reproducción de la vida, asegurar el maíz, alimento básico para las comunidades de Oaxaca. Esto es uno de los trabajos en el que los estudiantes están colaborando.
Además de ser un trabajo familiar, es un trabajo en comunidad en mano vuelta, como una manera de estar en comunidad, y evitar gastos que se pueden usar para lo que no se puede producir en la comunidad.
El trabajo comunitario, la amistad, la hermandad, también se traslada en los ámbitos educativos. Las estudiantes han estado acompañando a la niñez, en edad escolar, para el desarrollo de las tareas, para no perder el ritmo de la escuela, apoyando así a otras familias de la comunidad. “He dado clases a mis hermanitos y a otros niños de la comunidad para que sigan trabajando en sus actividades escolares” comparte verónica, quien hace la función de maestra-acompañante. Mientras tanto Saraí, decidió pasar el tiempo con los niños en actividades lúdicas y deportivas, “por las tardes y mañanas jugamos basquetbol, danzamos y bailamos”.
Esto no solo favorece a la salud de los niños, sino también a las emociones de los padres que ven disminuida la presión para tener que estar al pendiente de los niños y niñas de la casa, quienes, en su gran mayoría no cuentan con herramientas de acompañamiento académico, ni didáctica para la enseñanza.
Así como ellos acompañan a la niñez, ellos también han estado en compañía de los abuelos y abuelas, personas muy importantes en la familia. Son la historia, la memoria, la luz que nos sostiene, los veneros que nos alimentan el alma, un manantial de saberes y sabores que son delicias de la vida, de los ávidos en sorprenderse de la vida. Con ellos se profundiza el sentir, pensar, hacer y el creer, siempre con humildad.
Esta estancia en las comunidades, en las familias, da pistas del porque de la importancia de conocer nuestro territorio, los saberes y quehaceres de la comunidad, la milpa, las plantas medicinales, la tierra y la vida en comunidad.
La universidad tiene caminos de búsqueda en la soberanía alimentaria, sobre el qué comemos, como comemos y de donde viene lo que comemos. Es necesario indagar más en este ámbito, para repensar la producción y la alimentación de nuestras comunidades, dialogar modos de producción, intercambio y consumo. También, hay que abrir los ojos en las otras maneras de educar, de convivir y jugar entre todos y todas.

Comunidad y salud
No es de sorprenderse que en las comunidades no haya servicio de salud. Algunas tienen casas de salud, otros voluntarios de salud. Los que tienen casa de salud, no tienen medicamentos o no tienen doctores. Es una realidad que se vive en las comunidades. No se puede esperar a que el sistema de salud resuelva una pandemia, por eso se toman acciones comunitarias que protejan, a partir de conocer las formas de sanar en comunidad.
En donde hay doctor, no siempre garantiza que haya buena atención, pero hay doctores como el caso de Luis Victoriano, quien trabaja en Nativitas Coatlan, que hizo las recomendaciones pertinentes sobre el cuidado de la población en la lengua de la comunidad, de modo que la comunidad tuvo una mejor y fácil comprensión de lo que significa la enfermedad y cuales son los cuidados que hay que tomar para evitar el contagio. Este evento es trascendente, enseña lo importante que es conocer el contexto, y afectarse de los problemas de la comunidad, tomar las responsabilidades con las herramientas necesarias, incluidas la lengua de la comunidad.
En muchas comunidades se restringió la entrada de las personas que andan fuera de la comunidad, sin embargo, muchos regresaron porque andan fuera por estudio y sus familiares están en la comunidad, o porque no tenían modo de sobrevivir en la ciudad y tomaron camino de regreso. Esto llevó a requerir de mas recursos como el agua, la luz y los servicios de salud, porque la gente se sigue enfermando de los padecimientos que suelen aquejarlos o de los padecimientos que se manifiestan por la tristeza, impotencia, rabia y demás emociones que genera esta pandemia.
Esta claro que hay dolencias y deficiencias en los servicios básicos desde antes del COVID, solo que ahora son mucho más evidentes, más tangibles y reconocibles por las comunidades.
Repensarnos, reconocer nuestro territorio a fondo, leer el territorio, desnudarlo, nos muestra sus heridas, sus cicatrices, pero también las posibilidades, las fortalezas. Reavivar la salud comunitaria es una oportunidad latente, que nos grita, nos mira a los ojos, nos muestran algunos caminos que debemos vivificar, producir y reproducir, caminos que nos revelen modos de sanar en comunidad, con las plantas, animales, la compañía, el juego, las fiestas, la mar, el trabajo colectivo y muchas otras maneras que se pueden ir descubriendo en el hacer, en el vivir.

La vida académica desde la distancia.
El modelo educativo del ISIA camina en diversas modalidades. Hay una parte presencial principalmente en los primeros semestres, el modo intensivo que se ayuda con la virtual y en algunos casos solo de manera virtual.
En cada semestre conviven estas modalidades. Las actividades académicas en la universidad se organizan en clases presenciales e intensivas, sumadas al programa de estancias comunitarias. Esta correlación implica actividades áulicas, autónomas y de aprendizaje en comunidad.
Al cerrar los trabajos áulicos a finales de marzo, los alumnos organizaron sus trabajos y tareas pensando en el seguimiento mediado por la internet, ya sea a través del correo, grupos de Facebook, WhatsApp y demás modos de comunicación que establecieron con cada uno de sus docentes.
Llegando a su comunidad se encontraron con diversos contextos, la mayoría de nula conectividad, otras con conectividad intermitente y otros pocos con conectividad permanente.
En condiciones de nula y poca conectividad la educación desde la distancia se vuelve un reto, muchas veces el docente manda archivos que el estudiante tiene que revisar en días y fechas programadas, pero para descargar los trabajos, es complicado, o para ver algún material audiovisual es un calvario. Eso se traduce en que el alumno no pueda desarrollar la actividad en tiempo y forma.
Muchos de los jóvenes tienen que comprar fichas para contar con servicio de internet, o rentar una maquina en un ciber. Sin embargo, el clima es un factor que condiciona la conectividad. La temporada de lluvia afecta, la conectividad se vuelve muy lenta o se pierde, y si no es el internet es el servicio de luz que presenta apagones de uno o mas días.
Pero no todo es negativo, las actividades planificadas han sido pertinentes, han sido provocaciones para tener mas conocimiento de la comunidad, son actividades que conectan, que tejen lazos con las personas de la comunidad, Gabriel lo ilustra muy bien en estas líneas, “como estudiantes debemos ponerle más empeño, afortunadamente la universidad nos respalda y los docentes crean actividades y trabajos flexibles pensados y repensados para que nosotros aprendamos lo fundamental”. Evidentemente implica mayor dedicación personal, el trabajo autónomo sin duda, implica mayor esfuerzo y compromiso. Ayuda que la universidad respalde, que sea flexible, que adecue las actividades y contextualice los trabajos.
Al principio este esfuerzo, este cambio de modalidad generó frustración, estrés, impotencia, enojo, principalmente por la mala conectividad que no ayuda al proceso. Sin embargo, hay quienes cuentan con mayores herramientas y conectividad que descargan los materiales y ayudan a sus compañeros y compañeras, a notificarles sobre los trabajos y las tareas que hay que realizar. Así lo ha hecho Monserrat, “En ocasiones he descargado o avisado de las tareas que nos envían, ya que no todxs mis compañeros tienen acceso a internet o herramientas para realizar sus trabajos.” Es una expresión del sentido de compartir, de ver por los otros, de estar con los otros.
Como se ve, se lee, se escuchan las voces de los estudiantes, la vida académica condiciona la vida del estudiante en sus comunidades y de alguna manera reconfigura la vida de la comunidad, porque genera algunas necesidades que no se tenían con anterioridad, también, evidencia la brecha digital que existe en el país y en el mundo, el acceso limitado a las tecnologías de comunicación y la falta de infraestructura en telecomunicación.
También cabe colocar la necesidad de instrumentar estrategias de conectividad colectiva, comunitaria o social, idear proyectos de comunicación comunitarios que coadyuve estas nuevas necesidades, y también proyectos de comunicación que imaginen nuevas estructuras relacionales, para no depender de tecnologías otras, sino de modos propios de organización y convivencia comunal.

Educación y convivencia
La educación desde la distancia, la lejanía, genera un sentimiento de vacío, algo frio, que no termina de conectar con las terminaciones nerviosas de todo nuestro sistema de sensibilidad emocional y afectivo. El sentido de pertenencia a un grupo, con los compañeros y compañeras, los proyectos en común, los espacios de charlas, chismes, abrazos, apapachos, son parte esencial de la educación.
La escuela no se reduce a un espacio académico, un repositorio de conocimiento. Es un espacio de convivencia, de tejernos con los otros, de ver, escuchar, sentir, de conectar redes afectivas y de amistad. Esta perspectiva integral de la educación debe ser una luz que nos acompañe en todo momento, en el diseño y rediseño de las actividades de aprendizaje, en el enriquecimiento del modelo educativo. No son actividades complementarias, son actividades nodales para la formación de la persona colectiva y comunal.

Dialogo con los docentes.
La apertura al dialogo en la institución, es un principio que ayuda a la gestión de la educación en estos tiempos. Es un modelo educativo que comprende las condiciones de poco acceso a la conectividad. Siempre hay disposición a dialogar, a escuchar, a generar propuestas de seguimiento y acompañamiento para el proceso educativo.
El hecho de que el docente este acompañando, dando instrucciones, retroalimentación, genera un sentido de seguridad al estudiante, porque siente la presencia, la amistad, el compañerismo.
Muchas veces el factor tiempo es una condicionante al momento de poner en balanza los argumentos, ya que eso genera roturas en los modos control y seguimiento preestablecidos, como el caso de poner calificaciones, y entregarlos en plazos determinados. Es un proceso retador, tanto para la practica docente, estudiantado e institución.
También, el docente tiene que abrirse a otras formas de acompañar, a comprender el contexto, a organizar sus tiempos, sus trabajos, a rediseñar su docencia y a la forma de hacer educación que compagine con las circunstancias de los y las estudiantes.

Comprensiones de cierre
Una cosa que es de gran valor es que los estudiantes tienen claro en donde están y de donde son. El sentido de pertenencia es fundamental. Nombrar a sus comunidades en sus lenguas es darle lugar a su origen, a reconocer su territorio.
La institución esta aprendiendo mucho con esta pandemia. El trabajo cercano con la comunidad estudiantil permite un seguimiento y respaldo al estar ellos en sus comunidades, con sus familias, haciendo labores comunitarias, del campo y apoyando a los demás con quienes comparte la vida y el territorio. Es una oportunidad de seguir transformando su vida, su ser y estar con todos y entre todos.
El acompañamiento que han vivido en sus comunidades es importante en la gestión de esta crisis sanitaria. Las familias han sido el corazón que los ha movido y dado mucha vida y esperanza. El compañerismo y la colectividad se ha acrecentado como modo de vida.
Es admirable la fuerza de voluntad de las comunidades y de las familias. Aunque el tiempo va sembrando preocupación porque el precio de los productos se va al alza, la comida de la comunidad se va agotando, y ya no hay fuentes de empleo, la comunidad sigue trabajando por el cuidado salud y bienestar de todos y todas. Nos queda el reto de ir hilvanando haceres junto con las comunidades, de seguir andando, indagando, trabajando proyectos colectivos, comunes, que nos de asombro, entusiasmo y preocupación por los otros y con los otros.
Las narrativas nos fueron enseñando muchas realidades, retos e iluminaciones, una de ellas es la mano vuelta. Si bien el tequio ha sido un bastión no solo para deconstruir la educación tradicional centralizada, sino un modo de crear una educación para un nosotros. La mano vuelta, debe ser una manera de correspondernos unos con los otros para enredarnos como familias, que nos haga sentir-ser una gran comunidad educativa dinámica y vívida.
Estamos convocados a generar mas espacios de conversas para compartir las vivencias, no solo del confinamiento como en este caso, sino de hacer de la narrativa una herramienta pedagógica necesaria para compartir la vida. Es indispensable construir espacios humildes, sin violencia, sin discriminación, sin racismo y sin autovictimización.
Es necesario rememorar la vida de las familias, las comunidades, ver lo importante que es sembrar nuestros alimentos, preparar nuestros remedios, trabajar en familia -entre familias, rediseñar nuestros juegos, acompañarnos entre todos y todas. Construir y reivindicar en palabras de Hermelanda la “esperanza y buenas vibras para valorar la vida y lo que nos rodea porque la vida es corta”, ocuparnos y comprometernos en el cuidado integral de las vidas que cohabitamos territorios.

 

 

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