Esperanza González, es ayuuk perteneciente a la zona del mixe bajo, tiene 27 años, y es egresada de la segunda generación del Instituto Superior Intercultural Ayuuk, en la carrera de Comunicación para el Desarrollo Social.
Antes de formar parte de la comunidad ISIA, estaba colaborando en la organización UCIZONI, labor que lo llevó a coincidir con profesores del movimiento social Oaxaqueño en pleno 2006 por medio del cual conoció el ISIA. “Fue en medio de esas platicas a la luz de la fogata a media noche cuidando el campamento, que salió en la conversación el modelo educativo del entonces Centro de Estudios Ayuuk-Universidad indígena intercultural ayuuk, un modelo diferente único en la región además cercana a mi contexto, sin embargo los esfuerzos para ingresar ese año fueron mínimos, fue hasta el 2008 cuando se me dio la oportunidad”, así la historia que nos narra.
Tomar esta decisión representó un reto muy grande para ella, desde despedirse de la organización donde colaboraba, decir en casa que estudiaría y resolver el panorama económico se veía complicado para la familia. Sin embargo el plan educativo y los pilares como el tequio, la asamblea y la lengua ayuuk fueron como la luz de esperanza, “lo que representa el ISIA se refleja en mi vida, en la comunidad, en la fortaleza de mi identidad ayuuk, el ISIA te da herramientas necesarias para vivir, para caminar en medio de la oscuridad, y caminar con y para la comunidad”, comparte con gran emoción, mientras nos comenta como llegó al ISIA, “me aventure y llegue a la comunidad, bastante grande mi primera impresión, pregunté por la universidad y me llevaron hasta las oficina, es la ventaja de los transportes colectivos, quizá con emoción combinado con miedo quería conocer del proyecto, la convocatoria estaba cerrando, me hicieron la entrevista y enseguida pague mi ficha, tenía que presentarme el siguiente lunes, las clases comenzarían ya, mi vida daba un giro, tenía que organizar mis tiempos”.
Actualmente sus dos corazones no se han dividido, al contrario, regresó a la organización que la acompaño en su estancia de estudiante y se vinculó con el ISIA para iniciar un proceso educativo, que ha estado en activo en estos dos últimos años.
Ella nos hace el resumen en estas líneas de este gran proyecto, “Después de egresar del ISIA tuve la oportunidad de coordinar el proyecto educativo Semillas de Vida Libre, un espacio que esta pensado en el fortalecimiento de capacidades de las y los lideres comunitarios, un proceso que busca reivindicar los derechos de los Pueblos Indígenas. Con el apoyo del Centro Agroecologico Yakxonaax, Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo y el aval académico del Instituto Superior Intercultural Ayuuk, quien ha apoyado la formación de este proceso. Se han logrado sembrar dos generaciones, donde han participado jóvenes, abuelos, hombres y mujeres quienes comparten e intercambian sus saberes, sus emociones, experiencias desde el campo, la ciudad, en la cocina, vidas entrecruzadas con los megaproyectos estatales y nacionales, tristezas y alegrías. Un proyecto que hace vibrar el alma, hace temblar los labios, un proyecto sin duda que me llevó a redescubrir porque el descontento de la sociedad que se manifestaba en las diferentes regiones en el 2006 cuando conocí el ISIA, una escuelita, para la vida”, finaliza.